METER MIEDO NO ES LIBERAL

 

 

«Nunca consideraré libre a quien vive con miedo».

Horacio

 

Algunos de mis amigos -hablo de la gente de mi quinta porque los jóvenes están ya en otra cosa, me preguntan si no estoy preocupado, si no estoy asustado con lo que ha salido de las últimas elecciones: posible alcaldesa de Podemos en Madrid y alcalde de Izquierda Unida en Cercedilla. Buenos estamos. Saben que yo me tomo estas cosas con cierta filosofía –el síndrome, piensan, de ese “oficio de unir” que, en el fondo, no les gusta nada- y les preocupa que no me preocupe. Pues no, la verdad es que estoy tranquilo, lo cual no quiere decir que no hubiera preferido otros resultados.

Pero ahora no escribo para retratarme, ni para hacer análisis político de nada. Me preocupan, eso sí, las emociones enfrentadas que provocan los resultados electorales: el que “pierde” frente al que “gana”. Me inquieta, eso sí, algo más profundo, más básico. Me inquieta, por ejemplo, que no se asuma con todas sus consecuencias el sentido de la democracia, el valor de la democracia. Hay que saber perder. Hay que saber encajar, aceptar e interpretar lo que quiere la mayoría de la gente. Me inquieta que nos quieran asustar.

Somos seres sociales. La vida es un pacto continuo, hasta contigo mismo… Hay que llegar a acuerdos. Estamos condenados a entendernos, a vivir con la discrepancia y la diferencia. La libertad y el respeto mutuo son valores que no deben de producirnos ninguna duda. En democracia, la libertad, la de cada uno y la de todos, la libertad posible, se va logrando cada día a base de respeto y reconocimiento mutuos. La democracia y la libertad no me dan miedo. Al contrario, me inquieto cuando descubro fallas, falsedades, corrupción. A mi edad, los temores son otros. No me gusta que me quieran asustar con amenazas de caos u otras catástrofes menores, pero igualmente temibles. No lo acepto.

A los que ya somos mayorcitos no nos pillan de sorpresa estas visiones interesadamente alarmistas cuando se ve venir el lobo. Es un deja vu que se repite una y otra vez.  No me refiero al final del franquismo: eso eran palabras mayores y salimos, sin embargo, airosos de la prueba. Hablo ahora de algo un poco más cercano: el comienzo de la transición. Cuando se celebraron las primeras elecciones generales de la democracia yo estaba empadronado en Cercedilla y hablaba con unos y con otros. Hablaba con los rojos, los azules y los verdes. Para Fuerza Nueva, que tenía cierta implantación en el pueblo por influencia de Blas Piñar, veraneante de toda la vida y persona cariñosa y afable con todos, UCD eran los rojos y el santo varón de Landelino Lavilla un potencial revolucionario. Algo similar ocurrió con Leguina, satanizado hasta tal punto que muchos no fueron al Aurrulaque del año en el que fue elegido presidente de la Comunidad. Era otro rojo peligroso. Hoy todo el mundo alaba su mesura y su buen sentido.

Mejor que no traten de asustarnos. Meter miedo no es nada liberal. Es curioso, además, que sean precisamente los que han tenido alguna responsabilidad en traernos a esta situación de crisis y de descrédito los que toquen la alarma por lo que pueda pasar. No ha sido culpa nuestra: lo que ha venido se estaba viendo venir desde hace tiempo y los políticos de toda la vida parecían no enterarse de ello. Han tenido que llegar otros nuevos para recordárselo y ahora los de siempre ponen el grito en el cielo. No, insisto, meter miedo ahora ni es liberal ni es de recibo.

Ah, y espero que nadie caiga en la tentación de matar al mensajero, porque este mensajero ya dijo en su momento lo que tenía que decir sobre el fenómeno Podemos. Y no es precisamente él quien ha contribuido a la extraordinaria irrupción de esta formación política en el panorama electoral. Ya me entendéis ¿no?.

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10 pensamientos en “METER MIEDO NO ES LIBERAL

  1. Suscribo tus reflexiones y me quedo con esta frase … «En democracia, la libertad, la de cada uno y la de todos, la libertad posible, se va logrando cada día a base de respeto y reconocimiento mutuos.» Desgraciadamente, lo que más falta en estos tiempos en el ámbito político es el respeto y reconocimiento mutuos.

  2. Es que en España hay muy pocos liberales, Antonio. La mayoría de los que se llaman así lo que quieren es que ganen «los suyos». Aquí, a derecha e izquierda, somos muy «de los nuestros» sean éstos quienes sean.

  3. Me ha emocionado tu entrada en el blog, querido Antonio. Me identifico con el fondo de lo que expresas, y sería incapaz de expresarlo tan maravillosa y sentidamente como tú. Pero además tu artículo refleja el antídoto que necesitamos los españoles frente a las incitaciones al miedo que expresan unos, y los llamamientos al odio y a la división que propugnan otros. En estos tiempos en los que los medios de difusión amplifican las malas noticias e ignoran las muchas buenas, que las hay, y en los que los partidos aportan pocas propuestas constructivas y llevan dos décadas desprestigiándose unos a otros, es gratificante tu defensa de la democracia y llamamiento a buscar lazos que nos unen a todos los españoles.

    Por un lado tenemos dos «viejos partidos» que, como dice José Juan Toharia, han descuidado su espacio político y perdido votos, sobre todo los de mas nuevas generaciones. Ambos están plagados de luchas internas, algunas soterradas y otras visibles, con políticos que se sabotean unos a otros. Unos con la apariencia de escasa sensibilidad con los problemas que sufren los más vulnerables; otros con incapacidad para ofrecer proyectos positivos y sólo capaces de descalificar al adversario. Por otro, los dos partidos nuevos que dan opciones diferentes.

    Felipe González nos decía que tenemos resultados electorales «a la italiana» y no tenemos a italianos para hacer los pactos, inevitables y necesarios. Yo, como tú, creo que aprenderemos rápidamente. También estoy convencido de que cuando los gobiernos locales, autonómicos y de la nación tras las próximas elecciones generales, prevalecerán la sensatez y el sentido común. Sin duda habrá dos efectos positivos de estos años de crisis: más preocupación por los más desprotegidos, y una lucha feroz contra la corrupción. Pero además, como dice José María Maravall, hay muy poco margen de maniobra en la política económica. En este mundo globalizado de capitalismo feroz, los gobiernos y las empresas están obligados a competir o morir. Y cualquier gobierno socialdemócrata o abiertamente de izquierdas no puede vivir por encima de sus medios. Estoy convencido de que incluso los más utópicos gobernarán sensatamente. Gracias, Antonio, por poner a la democracia, el optimismo y la esperanza por delante del miedo, el catastrofismo y el odio.

  4. Oportuna reflexión, Antonio, sobre el “liberalismo”, que siempre fue un ideal progresista antes de convertirse en mera desamortización del patrimonio (que es a lo que hoy parece que se restringe el término). La libertad es responsabilidad (personal y colectiva). No existen separadas. No hay creación sin libertad personal. Y, frente al miedo, a cualquier miedo, valentía.
    Pero la libertad aspirada por el “liberalismo” tradicional es, en efecto, mucho más que una manera pragmática de manejar el capital o la economía en el mercado. Es o fue algo grande, la aspiración a la libertad pública y privada, algo de vuelo alto, no rasante como lo que afecta sólo a la práctica financiera; muy útil ésta en lo suyo, sin duda, pero de ideales tan escasos.
    Algo parecido ocurre con la “socialdemocracia”, entendida en principio como una modulación generosa de la democracia hacia la sensibilidad social y ahora constreñida tal palabra a un modo de ejercer la hacienda pública en oposición a la política económica liberal. ¿Es que no se puede ser a la vez liberal de temple e ideales y socialdemócrata por atención a lo que se llamó “la cuestión social”, pero dentro de la democracia y fuera de los socialismos dictatoriales?
    ¿Hemos perdido el rumbo? Eso parece, pues ¿cómo se puede hablar de “regeneración” democrática mientras se ejerce el espectáculo tan poco edificante de las inacabables trampas de las campañas electorales y el de los cambalaches postelectorales para formar mayorías aritméticas que burlan al electorado? Si se falta al respeto al electorado está claro que se deshonra a la misma democracia.
    Claro está, ya sabemos que la práctica estropea la teoría, sobre todo la práctica política. Sabemos que, cuanta más organización, menos libertad y más rutina. Cuanta menos libertad, menos creación. Cuanta menos creación, menos avance. En suma, el olvido a la libertad, de la gran libertad, es el camino al retraso.
    Otra forma de utilización política desvirtuada de la palabra libertad está en las reclamaciones de los nacionalismos, donde el etnocentrismo es creciente en función de la reducción territorial. O, dicho de otro modo, cuanto más insignificante es el sustento histórico y geográfico de un pueblo, mayor parece su necesidad de autoafirmación. Y a este impulso de medianía ensoberbecida también lo llaman libertad. Pero el lugareño sólo es lo que le da su lugar. El respeto, base de la libertad, sólo es tal si es mutuo, de doble dirección, en este caso entre lo mayor y lo menor. Si no es así, no es respeto. Un ejemplo reciente: cuando el nacionalismo se une al fútbol el producto no puede ser más concentrado, pues el éxito del fútbol reside en que representa una vuelta simbólica a las luchas tribales, que parecen ser el estado natural de amplias mayorías. Una ofensa calculada, como es pitorrearse del estado, de sus representantes y sus alegorías, no debe ser encubierta (o rebajada) bajo la tapadera de la “libertad de expresión”, que es algo muy serio, muy profundo y cuya consecución ha costado grandes sacrificios. Decía Torga, aplicado a los lugares, que, si los cristales de cuarzo, feldespato y mica están unidos, forman el granito compacto, pero que, si están sueltos, sólo dan arena.
    De todos modos, aquí y ahora, cantaría como final a esta expansión aquella jota aragonesa que decía: “Cuando empezó el Diluvio / toda la gente decía / que bien viene cuatro gotas / para aliviar la sequía”.

    Una abrazo, Eduardo

  5. Felicitaciones, efusivas felicitaciones, Antonio, por tu última entrada en el blog: «Meter miedo no es liberal». Esa es la actitud consecuente de quien, como tú, enseña y practica (y de quien nos gusta aprender) el «oficio de unir». Un fuerte abrazo.

  6. Me uno plenamente al comentario final de tu amigo Diego Hidalgo, para expresarte también mi más sinceras gracias por anteponer la Democracia, el Entendimiento y el Optimismo, a todo lo demás y hacerlo – una vez más – con la sabiduría que te caracteriza.-
    En palabras de Arturo Pérez-Reverte: » De nada sirven las urnas si, el que mete la papeleta, es un(a) analfabeto(a)» pero aún así, y no obstante «El Tótum Revolútum» que padecemos, sigue siendo preferible una Democracia «sin tutelar», antes que cualquier tipo de dictadura por buenas intenciones que pueda tener.-
    Afortunadamente, no quedan muchos márgenes de maniobra para cuadrar la cuentas y devolver lo que debemos, preservando además el estado de bienestar que hemos conseguido, pero sí mucho por hacer para «ponerle el cascabel al gato» de la corrupción, el despilfarro, la ineficiencia, la demagogia, etc. etc. hasta reconstruir esta Nación sobre los cimientos que nos inculcaron nuestros padres.-
    Y para terminar, Antonio, estos versos de José Alcalá Zamora titulados: ASI SEAS, que tanto reconfortan también:
    » Lucha hasta que el esfuerzo te extenúe,
    A la vulgaridad no des la mano,
    que tu palabra en obra continúe,
    alcanza lo imposible y lo lejano,
    a lo mayor tu alma se habitúe.
    No necesites Dios ni Soberano. »

    Un abrazo

  7. Me da permiso Carlos Paramés para introducir en el blog el comentario que me ha hecho llegar a través de un mail.
    Lo hago gustoso y siento de veras que se haya podido sentir molesto por algunas de mis reflexiones. Seguiremos hablando y discutiendo porque nuestra amistad está muy por encima de estas pequeñas trifulcas que parecen gran cosa pero que, en el fondo, no son nada comparadas con el abrazo que ahora le mando.

    Lo que dice mi amigo Paramés es lo que sigue:

    Querido Antonio, meter miedo no será liberal, pero el miedo es libre.No el miedo, pero si la inquietud, el desasosiego.Uno con 80 tiene , como decia Sánchez Albornoz, «el pie en el estribo » , pero lo que espera a mis 6 hijos propios y politicos y a mis doce nietos no me gusta nada.Militante del PP sé que mi partido es el primer culpable de lo ocurrido, la mezcla de la crisis – aunque lo econòmico no haya estado mal, haya estado muy bien- y la corrupción ha sido letal, me ha dicho un personaje del segundo nivel del gobierno.
    Creo en la democracia y en los turnos, he vivido, sin quebrantos mayores con algunas coincidencias e infinitos desacuerdos, un altisimo porcentaje del tiempo pasado desde la transición con el psoe en el poder del gobierno y leguina y tierno en las administraciones locales,pero no me gusta ni un pelo lo que AL PARECER, está dispuesto a hacer el socialismo por eliminar al PP. A lo mejor a ti no te importa que BILDU gobierne en Pamplona – y suenen las alarmas de la transitoria 5ª; a lo mejor a ti no te importa que una ciudad como barcelona la gobierne una señora quea) ha dicho que no piensa cumplir las leyes y b) que para llegar a la alcaldía firmará con erc pro independencia; a lo mejor a ti no te importa que en Valencia – gracias a la corrupción del pp – vaya a gobernar un tripartito nefasto.Si a ti todo esto y mucho más no te importa y contemplas el futuro con , en mi opinión un optimista voluntarismo , a mi me importa y mucho.Quienes va a acceder al poder desconocen las hermosas palabras de tu blog, libertad, respeto, reconocimiento etc y además lo han dicho expresamente en sus programas.
    Trabajo en Vallecas y ayer recorrí dos zonas- el pozo y entrevías- que fueron el símbolo de la marginación y que hoy se parecen mucho a otros barrios de clases medias de Madrid, y por eso sé que no nos esperan el caos ni la catástrofe, pero no quiero a Carmena de alcaldesa- porque va a gobernar por ideología y no para gestionar bien y va detener proyectos importantes para el progreso de Madrid – y sueño con que Cifuentes sea capaz de retener la comunidad para evitar que vuelvan impuestos como Sucesiones y Patrimonio, injustos y repetidos.
    No me digas por favor que quiero matar al mensajero, eres tù el que con tu texto lleno de reproches a los que no piensan igual has tirado la primera piedra .Lamento que estemos tan lejos en el analisis , aunque sé que vamos a seguir siendo amigos.Y si este texto no es muy largo y lo quieres utilizar para el, no sé como se llama, el contrablog, tienes mi permiso.Un fuerte abrazo, Carlos Paramés

  8. Querido Antonio.

    Supongo que no te he interpretado bien.

    Vamos a ver: Un coche de la Guardia Civil recorre mi pueblo y por el altavoz va anunciando al personal que no se debe beber el agua del grifo porque la fábrica que está por encima del pueblo, al lado del campo de fútbol, ha vertido en el río un producto tóxico.

    A mí el vertido tóxico me da miedo, me lo haya comunicada la Guardia Civil o los jugadores del fútbol del equipo local que han visto el vertido con sus propios ojos. No es relevante quién te hace llegar la información, lo importare es que la información sea cierta o no y que de ella se derive o no una sensación de miedo.

    Naturalmente que si no hay vertido habrá que denunciar a la Guardia Civil o embrear a los futbolistas locales, Pero aquí, en el caso que nos ocupa, se da la circunstancia que que ha sido la propia fábrica la que le ha dicho a la Guardia Civil que ha realizado el vertido tóxico.

    ¿Qué hacemos? Nos dice la propia fábrica que ha vertido en el río un producto tóxico y nosotros parece ser que tenemos que decir:: «no importa; tratan de asustarnos». Nos ha jorobao, desde luego que tratan, como que un vertido tóxico da miedo.

    Otra cosa más. Parece que tú consideras que quien «trata de asustarnos» lo hace con malevolencia y por razones que no explicas; da sensación de que, simplemente, son los malos. Bueno, si eso es así, admitiría que quien tal hace actúa mal. Pero si resulta que quien «trata de asustarnos» está él mismo realmente asustado ¿No crees que tendría la obligación (equivocada, pero obligación) de comunicar al resto de la sociedad los peligros que, honestamente, cree que corre?

    Y, solo para terminar. Me encanta tu frase «la democracia y la libertad no me dan miedo». Sólo quiero recordarte los muchos casos que aparecen en la Historia en que la libertad se ha perdido en ejercicio de la democracia; en las urnas. Sin ir más lejos, en el país que financió a los que ahora tienen asustados a buena parte de los españoles.

    Un abrazo.

    Canel.

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